El IV Foro Social de las Américas se celebró en la ciudad de Asunción, en el mes de agosto del 2010. Por suerte, yo me encontraba en Paraguay durante aquel mes, así que en cuanto me enteré del evento, no dudé en asistir. Cogimos el autobús con dirección Asunción, y allí nos dirigimos.
Bajamos a la puerta del lugar donde se celebraba el foro. El aire, a las veredas de la ruta, era prácticamente irrespirable, hasta se apreciaba una humareda negra y gris. Los vehículos, rondaban la veintena de años la mayoría. Algo normal, ya que según me comentaron conocidos del lugar, los vehículos que 'jubilamos' en los países 'desarrollados', acaban parando como utilitarios en el cono sur. Una vez dentro, fuimos a inscribirnos, para que nos dieran la acreditación. A los que no éramos paraguayos, la entrada nos salió considerablemente más cara, unas cuatro veces más. Yo intenté pasar por paisano, pero debe ser que mi guaraní no era muy bueno, porque no coló. Una vez dentro, la mezcla cultural era fantástica. Podía uno encontrarse con gentes de diversas etnias, lenguajes, aspectos... todos unidos con una misma intención.
Aunque en estas latitudes el Multiverso se desnuda con mucho menos pudor, dejándonos ver muchas de sus realidades.
Había bastantes personas que habían venido de Asunción y alrededores (algunos venían de distancias considerables) para vender algún producto: artesanía, comida, ropa... En su mayoría eran personas de escasos recursos, una mayoría pertenecientes a diversas etnias del territorio paraguayo, especialmente del chaco(makas, ayoreos...). Fue tristre comprobar una cosa que me dejó muy impactado. Los niños que aparecen en la foto, antes de estar comiendo con nosotros en la mesa, andaban deambulando en torno a un montón de mesas juntas a modo de mesa larga. Las personas de esta mesa lucían variopintos atuendos, de todos los colores y con montones de símbolos: chapas, pegatinas, camisetas, gorras, mochilas... Con imágenes de Hernesto Guevara, Bob Marley, frases ingeniosas... Se veían rastas, piercings en todas partes, barbas frondosas... Pero cuando los niños, algunos de ellos descalzos, pasaban pidiendo algo, un bocado o un trago de refresco, la mayoría ni se molestaba en mirar. Me quedé alucinado. Los niños se fueron a otras mesas vacías, para buscar restos de comida, e iban llenando una botella vacía que habían cogido con los restos de las bebidas de otras botellas. Nos vieron, pero no se acercaron a nosotros, cosa comprensible después de lo sucedido. Me quedé en blanco, en ese momento no podía pensar. Comencé a llamarles desde la mesa para que vinieran. Ellos se mostraban indecisos, no querían venir. Le dije a mi novia que les llamara en guaraní, quizás así tuvieran más confianza. Y efectivamente, funcionó. Se acercaron, al principio tímidos y guardando las distancias. Les invitamos a sentarse con nosotros. Se sentaron, serios y mirándose entre ellos. Pedí al tendero varias empanadas de carne y una botella grande de refresco. Recuerdo la situación, cuando todo estuvo servido: los niños se quedaron mirando los platos, con humeantes empanadas, y luego se volvían a mirar entre ellos, para volver a mirar las empanadas, y a nosotros fugazmente. Estarían pensado: - Encima de no darnos nada, nos lo ponen en las narices, menudos... Rosa y yo no habíamos reaccionado aún, porque, al igual que ellos miraban la comida, nosotros les mirábamos a ellos. Comprendimos que no se atrevían a coger nada, así que les invitamos más enfáticamente. Les servimos bebida para que cogieran confianza y al punto comenzaron a reír. Fue fantástico. Les preguntamos sobre sus vidas. Eran tres hermanos que venían, junto a su madre, de una región cercana del chaco, al otro lado del río Paraguay. Eran de la etnia maká, y uno de ellos se podía manejar, oralmente, en castellano, guaraní y en otra lengua perteneciente a su etnia. Sólo él iba a la escuela, y costeaba sus estudios reuniendo objetos de la basura: latas, cartones, chapa...que luego vendía en una fábrica. La familia no podía permitirse costear la educación de los demás, en total cinco hermanos. El padre se dedicaba, como la mayoría de personas en esta situación, a trabajar las tierras de algún terrateniente, consiguiendo un jornal con el que sobrevivir, a duras penas, al día. La madre lavaba ropa de diversas residencias acomodadas. Desde luego los salarios no iban acorde al poder adquisitivo de los propietarios. Les preguntamos sobre su casa. Por la descripción se trataba de una especie de chabola, formada con tablas y un techo de paja entretejida. Los hermanos solían turnarse en diversas labores para obtener algún ingreso: revendían productos en los autobuses, se paraban en los cruces de rutas a limpiar cristales de los coches, lustraban botas, montaban rudimentarios puestos de cds y dvds pirata... Desde luego no es la vida que llevan los niños por aquí. No conozco mucha información sobre el tema, pero creo que en Paraguay las ayudas sociales son más bien escasas, yo diría que bajo mínimos, como en la mayoría de los países latinoamericanos, donde la corrupción está 'institucionalizada'. Los niños comieron sólo una empanada por cabeza, y bebieron muy poco refresco. Les animamos a que comieran más, pero ellos no quisieron. Se levantaron y nos dieron las gracias. Su intención era guardar el resto para su madre y como reserva. Volvieron a darnos las gracias y se marcharon. Me sentí impotente, triste, eufórico a la vez. Era una sensación muy extraña. Trataba de imaginar la vida de esos niños. Me costó un gran esfuerzo. Aún me cuesta, pero necesito hacerlo. Para mi ésta es la primera forma de justicia. Necesito hacerme consciente de esta realidad, para no olvidar, para que esa realidad, aunque ajena y lejana, siga formando y moldeando mi conducta y mis pensamientos, para conducirme por el camino que considero necesario seguir.
El final del día lo vivimos resguardados del frío, en un polideportivo, asistiendo a la conferencia titulada 'Buen Vivir y derechos de la Madre Tierra: avances y propuestas hacia el mundo'. La calidez de la gente se dejaba sentir. Un grupo amenizaba con su mùsica durante la espera de los conferenciantes.
La conferencia fue de enorme calidad, por lo expuesto y por la claridad de los ponentes, especialmente de Rigoberta Menchu y de Aníbal Quijano. Se habló de los motivos de la crisis, de modelos alternativos de vida, de movimientos sociales. Se hizo una fuerte crítica al sistema, sobre todo por parte de Aníbal. Su discurso me cautivó, desde entonces no he olvidado su figura paciente, reflexiva. Su gesto de profunda concentración. Y su manera de hablar. La auténtica preclaridad, como he dado en llamar un post de este blog. La sencillez que conlleva la complejidad, el discurso simple que acarrea tempestades.
Salí de allí transformado, preparado para vivir mejor las experiencias que me aguardaban el resto de mi viaje en Paraguay, y el resto de mi vida en general. Sabía que aquello era el comienzo de algo. Se venía ya gestando en mi mente desde hacia tiempo, es cierto, pero aquí se hizo tangible, tomó forma, lo sentía al alcance de la mano, me sentí inmerso en ello durante unos momentos. Aún no se claramente que es ese algo, pero no dudo en seguirlo, a donde me lleve, porque no dudo que allí estará la verdad. A la vez se que el único camino, el único medio para alcanzar la verdad, es la misma verdad.
Programa del foro
Hola Victor soy Alberto
ResponderEliminarMe ha impresionada mucho la historia de la conferencia.Lleva a reflexionar sobre varias cosas. Por ejemplo el caso de de los niños que pedían comida. Tu acto fue sin lugar a dudas honroso y bueno indiscutiblemente, pero me asalta una duda. ¿Es correcto, al menos de los países desarrollados dar limosna a una persona?, en los países ricos teóricamente es el gobierno que a través del dinero público ofrecer ayudas y oportunidades a estas personas. ¿no te parece?.
También se me presenta preguntas sobre el estilo de vida occidental, sobre el sistema económico y la crisis actual, de como surge, los efectos sobre la gente (lo más importante), y como se puede evitar en el futuro. ¿Sobre que habló Rigoberta Menchú?
Hola Alberto. En primer lugar agradecerte tu tiempo. Me he puesto a contestar tu comentario, y al darle a publicar, me he dado cuenta de que sobrepasa los caracteres permitidos. Así que he decidido contestarte con una nueva entrada.
ResponderEliminarAparece en la lista de entradas con el nombre de: Contestación a Alberto (sobre las ayudas sociales).
O bien: http://dosuniversos.blogspot.com/2011/05/contestacion-alberto-sobre-las-ayudas.html
Por cierto, Rigoberta Menchú habló sobre formas alternativas de vivir, básicamente no capitalistas. Informo sobre la gran cantidad de movimientos sociales existentes: rurales, campesinos, contra la pobreza, etc., y 'dejó deberes' a los asistentes, animándoles a informarse al respecto.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=enDgKRijMYI