Poner la tele es sinónimo de echarse a temblar. Es una vergüenza, una basura, un vertedero inmundo lleno de excrementos. Sólo apto para cropófagos televisivos. Y más especialmente ahora, con la irrupción de la tdt, eso que decían iba a ser el futuro. Nada más lejos de la realidad: ver los nuevos canales es retrotraerse a las cavernas. Y que decir sobre los canales ya establecidos. ¿Cuál de ellos no está politizado? La sexta apesta tanto como telemadrid. Y para que hablar de cuatro, otra mierda hedionda. Basta con ver lo que ofrece: durante una hora, una sección que han dado en llamar 'deportes', en la que se trata únicamente sobre temas que nada tienen que ver con el deporte y que solo atañen a elementos no deportivos de futbolistas o personas relacionadas con el mundo del fútbol, amén de otras variopintas estupideces. Y después emiten, como sobremesa, 'tonterías las justas'. Entiendo el nombre, ya que si hicieran más gilipolleces, resultaría un insulto. Y que decir sobre esos famosos realities, que se expanden sobre muchos canales, como si a un tumor le salieran pequeños tumores, que se lo acaban comiendo. No es necesario criticar nada sobre estos programas, ni siquiera es necesario hablar sobre ellos. Por todos son conocidas sus mecánicas. A los que gusten de ver ese tipo de certámenes de la basura, les recomiendo una profunda reflexión personal.
No puedo evitarlo, estaba tratando de darle más dilación, pero tengo que hablar de telecinco. Es poner la tele o entrar en la web y cagarse de espanto ó, técnicamente, comenzar a padecer de laxitud intelectual, o más bien generalizada. Es en este canal donde más 'joyas' se 'engarzan' a lo largo de la programación. Es espectacular, estoy viendo los listados de series y programas y no doy a basto: sálvame, la noria, supervivientes, el reencuentro, el programa de ana rosa, sin tetas no hay paraiso, la duquesa 1, la duquesa 2, el principe y leticia, gran hermano, la que se avecina, mujeres y hombres... hasta mercedes milá tiene un blog, por no hablar de intelectuales de la talla de 'el malaguita'(concursante del último gran hermano), Kiko Hernandez o Pilar Rubio. Un elenco de exponentes y muestras de todos los ámbitos del conocimiento humano.(Si no has pillado esta última ironía, deberías ir apagando la tele y quitar el cable de la antena). Y que me dicen de Lydia Lozano, uno de los principales personajes del circo rosa. Esta mujer, licenciada en periodismo, es imagen de cualquier cosa menos de algo que tenga que ver con el periodismo, al igual que todos sus colegas. En el año 2001, un reportaje sacó a la luz pública, irónicamente en el propio telecinco, toda la farsa que es ese circo rosa. En concreto, la susodicha 'reportera' perdió objetiva y abrumadoramente toda credibilidad posible, así como otros muchos personajes y el 'mundillo de la farándula' en general.
Sigo sin entender como las cosas siguieron, siguen y seguirán igual. Es más, actualmente el conjunto de la telebasura se expande de forma decadente. Los formatos cada vez son en todos los aspectos, más baratos y vulgares. Hay muchos ejemplos para citar, realmente la mayoría de los programas emitidos desprenden cierto hedor nauseabundo, siendo otros directamente vomitivos. Sálvame es el máximo exponente del placer que produce la ignorancia. Es un auténtico cuadro vivo, como copiado de 'El triunfo de Baco'(abajo).
Recuerdo haber visto, hace ya bastante tiempo, una parte del programa llamado 'la noria'. En un debate que versaba sobre el tema de la inmigración, me quedé atónito cuando escuché las cosas que se decían. Lo recuerdo perfectamente. El público podía intervenir y daba su opinión. Una persona dijo que no le gustaba la inmigración, porque su hijo estaba en paro y los inmigrantes le quitaban el trabajo. Otra dijo que los inmigrantes eran unos cerdos, porque montaban escándalo, se emborrachaban en los parques y demás acciones indecorosas. Hubo más declaraciones en esta línea. Mi asombró se multiplicó cuando vi como, al finalizar las declaraciones, todo el público aplaudía a rabiar, algunos profiriendo incluso silbidos o vítores. Algunos aplaudirían simplemente porque se lo indicaba un animador empleado a tal efecto, pero era evidente que muchos, que no se atrevían a hablar, se desahogaban gritando enfervorecidamente. En ningún momento escuché ninguna contestación por parte del presentador-moderador. Claro, al ser moderador, teóricamente no puede pronunciarse, pero ante tales manifestaciones de racismo y xenofobia, con unos argumentos absurdos que no tenían coherencia, es deber de un moderador velar por la coherencia y rigor del debate. A partir de ese momento consideré ese programa, y por extensión todo el canal, como un instrumento de la mediocridad, por lo cual lo descarté. Más tarde descarté la sexta, en cuanto fui consciente de la demagogia de programas como 'el intermedio', presentado por el gran wyoming. Me di cuenta de que la gente de los medios televisivos no se movía por ningún tipo de principios, simplemente quieren acumular la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo. Me resultaba insultante cuando decía cosas como: - Esto curro es una maravilla. Me pagan por no hacer nada. Lo decía de forma irónica, por supuesto, pero en realidad no se aleja mucho de la verdad. Menuda dureza para los presentadores de casi todos, por no decir todos los programas, el tener que leerse un guión, que ni tienen que aprenderse, puesto que lo van leyendo al lado de la cámara. Es una vergüenza, una decadencia que arrastra a una gran mayoría de la sociedad directamente e indirectamente, en mayor o menor grado, a la sociedad por completo. Y es este el tema sobre el que quiero concluir mi olfativa disertación, por ser el que verdaderamente me preocupa. Trataré de ser breve y conciso:
Es bien sabido que la mayoría de las personas, en algún momento del día, más o menos largo, más bien dilatado comparándolo con el total de su tiempo libre(en ocasiones lo cubre por completo), ve la televisión. Por otro lado, es evidente, y cada vez más, que la mayoría de los programas emitidos en cualquier canal proponen contenidos cada vez más frívolos, mediocres, sensacionalistas, vacuos, superficiales o sencillamente estúpidos(hay contadas excepciones, principalmente en la 2). Juntando estas dos cosas de manera objetiva, llegamos a la conclusión de que el peligro de exponerse al influjo de la basura televisiva es elevado para la persona promedio. Si aplicamos un poco la subjetividad, aunque en realidad me baso en datos experimentales, podemos añadir a los parámetros iniciales los siguientes, a saber:
- El grueso de población trabajadora(aunque ahora menor debido a la 'crisis'), llega a casa cansada después de un duro día. Teniendo en cuenta que el ser humano gusta de la ociosidad por naturaleza, lo más factible para el fatigado trabajador es ponerse ropa cómoda, darse una ducha y sentarse en el sofá a ver la tele. El hecho de realizar algún esfuerzo adicional es visto con desánimo desde el principio. Y es de entender, puesto que jornadas de trabajo de 'ocho' horas, ya de por si resultan extenuantes(si es que uno efectivamente realiza alguna función), sobre todo si el trabajo es monótono y se basa en rutinas monotarea, no digamos las jornadas en trabajos que se venden como espacios donde se promueve la creatividad, pero claro a cambio de esta 'libertad creativa' uno tiene que trabajar más horas.Pero este es otro tema. En el caso de que el sujeto no tenga un trabajo, lo más probable es que dedique todos sus esfuerzos a buscarlo, o que aunque no esté realizando labores relacionadas con la búsqueda, su pensamiento central a lo largo de todo su día activo gire en torno a encontrar un nuevo trabajo, porque evidentemente hay que comer. Podríamos entrar en muchas particularidades más específicas de distintos grupos sociales, pero nos llevaría mucho tiempo el análisis y no es el lugar. La cuestión es que el sujeto promedio es una persona que tiene una concepción de la vida como un espacio-tiempo en el que hay que sacrificarse en el trabajo o en su búsqueda, para poder autosustentarse y acumular excedentes que le permitan adquirir bienes mediante los cuales contrarrestar el sufrimiento que le supone el medio de adquirirlos(el trabajo). Por lo tanto su visión del día a día no es de partida muy optimista que digamos, siendo más bien lo contrario, y le predispone más hacia una tendencia de cansancio, tanto física como mental. Claro, la vida es dura, hay que trabajar. Por lo tanto el sujeto promedio, al disponer de algo de tiempo libre, se postula así mismo como merecedor de un descanso recreativo. El instrumento más común para ejecutar este descanso se compone dentro del marco formado por el sofá y la televisión como elementos fundamentales, y otros elementos que ocupan una posición subordinada(algún piscolabis, el periódico del día, una conversación...). Pero todo gira en torno a la superficie de descanso y a la caja gilipollas, técnicamente llamada televisor. No quiero decir que la televisión sólo sirva para pudrir cerebros y alienar conciencias. La televisión, la tecnología en si, no tiene ningún carácter intrínseco. Cualquier elemento tecnológico, diseñado teóricamente, es amoral, ajeno a cualquier orientación ética. Los encargados de colocarlo en determinado nicho moral y de darle determinados fines somos los actores tecnológicos, desde las empresas fabricantes hasta los consumidores. Por lo tanto uno es libre de ver lo que quiera en la televisión, y más ahora que existen todos estos dispositivos(usb, dvds, discos duros externos multimedia...) de vanguardia que le permiten a uno seleccionar el contenido que desea ver a la carta y lo mejor, por el momento, gratis. A la luz de todo ésto, no puedo, o no quiero comprender como las mayores audiencias se las llevan los programas sensacionalistas, rosas, las series de pésima calidad... Ciertamente me preocupa el pasear por la calle y escuchar comentarios tan vacíos, tan faltos de sustancia. Me alarma el escuchar continuas referencias y comparaciones con los personajes 'famosos' y sus vidas, erigiéndose éstos como los héroes modernos, los modelos a los que se ha de aspirar(fijaos en el nivel de decadencia). Es cierto que estas conversaciones suelen escucharse más entre mujeres, pero los hombres no se quedan atrás, aunque suelen gustar más de hablar de temas 'políticos' o deportivos, sin perder de vista referencias rosas tanto alegóricas como explícitas. Pongo políticos entre comillas porque la política de la que hablan tiene que ver tanto con la política como los 'deportes' del canal 4 con los deportes. Y es que las conversaciones de 'política' se articulan en torno a dos o tres máximas que resumen en pocas palabras lo percibido a lo largo del día a través de los medios de comunicación. Quiero interpretar positivamente que todo ésto es fruto de una resignación voluntaria al sistema, y que llegará el día en el que las masas le levanten y reclamen que se reparta el pastel. Evidentemente, se que el análisis realizado es muy inexacto, debido al extenso objetivo de estudio abarcado, y que lo más adecuado sería realizar un análisis pormenorizado sobre grupos más específicamente definidos, pero también creo que en líneas generales el clima social que se respira se acerca bastante a lo descrito y diría que hasta existe como una especie de atmósfera de mediocridad en la que nos movemos, inicialmente no inherente a nosotros, pero que acaba por contaminarnos. Como digo, soy optimista, y creo en que con el relevo generacional las cosas irán cambiando. O como decía un viejo conocido: - Irán cambiando, o no.
Muchas gracias y buena suerte.
No puedo evitarlo, estaba tratando de darle más dilación, pero tengo que hablar de telecinco. Es poner la tele o entrar en la web y cagarse de espanto ó, técnicamente, comenzar a padecer de laxitud intelectual, o más bien generalizada. Es en este canal donde más 'joyas' se 'engarzan' a lo largo de la programación. Es espectacular, estoy viendo los listados de series y programas y no doy a basto: sálvame, la noria, supervivientes, el reencuentro, el programa de ana rosa, sin tetas no hay paraiso, la duquesa 1, la duquesa 2, el principe y leticia, gran hermano, la que se avecina, mujeres y hombres... hasta mercedes milá tiene un blog, por no hablar de intelectuales de la talla de 'el malaguita'(concursante del último gran hermano), Kiko Hernandez o Pilar Rubio. Un elenco de exponentes y muestras de todos los ámbitos del conocimiento humano.(Si no has pillado esta última ironía, deberías ir apagando la tele y quitar el cable de la antena). Y que me dicen de Lydia Lozano, uno de los principales personajes del circo rosa. Esta mujer, licenciada en periodismo, es imagen de cualquier cosa menos de algo que tenga que ver con el periodismo, al igual que todos sus colegas. En el año 2001, un reportaje sacó a la luz pública, irónicamente en el propio telecinco, toda la farsa que es ese circo rosa. En concreto, la susodicha 'reportera' perdió objetiva y abrumadoramente toda credibilidad posible, así como otros muchos personajes y el 'mundillo de la farándula' en general.
Sigo sin entender como las cosas siguieron, siguen y seguirán igual. Es más, actualmente el conjunto de la telebasura se expande de forma decadente. Los formatos cada vez son en todos los aspectos, más baratos y vulgares. Hay muchos ejemplos para citar, realmente la mayoría de los programas emitidos desprenden cierto hedor nauseabundo, siendo otros directamente vomitivos. Sálvame es el máximo exponente del placer que produce la ignorancia. Es un auténtico cuadro vivo, como copiado de 'El triunfo de Baco'(abajo).
Recuerdo haber visto, hace ya bastante tiempo, una parte del programa llamado 'la noria'. En un debate que versaba sobre el tema de la inmigración, me quedé atónito cuando escuché las cosas que se decían. Lo recuerdo perfectamente. El público podía intervenir y daba su opinión. Una persona dijo que no le gustaba la inmigración, porque su hijo estaba en paro y los inmigrantes le quitaban el trabajo. Otra dijo que los inmigrantes eran unos cerdos, porque montaban escándalo, se emborrachaban en los parques y demás acciones indecorosas. Hubo más declaraciones en esta línea. Mi asombró se multiplicó cuando vi como, al finalizar las declaraciones, todo el público aplaudía a rabiar, algunos profiriendo incluso silbidos o vítores. Algunos aplaudirían simplemente porque se lo indicaba un animador empleado a tal efecto, pero era evidente que muchos, que no se atrevían a hablar, se desahogaban gritando enfervorecidamente. En ningún momento escuché ninguna contestación por parte del presentador-moderador. Claro, al ser moderador, teóricamente no puede pronunciarse, pero ante tales manifestaciones de racismo y xenofobia, con unos argumentos absurdos que no tenían coherencia, es deber de un moderador velar por la coherencia y rigor del debate. A partir de ese momento consideré ese programa, y por extensión todo el canal, como un instrumento de la mediocridad, por lo cual lo descarté. Más tarde descarté la sexta, en cuanto fui consciente de la demagogia de programas como 'el intermedio', presentado por el gran wyoming. Me di cuenta de que la gente de los medios televisivos no se movía por ningún tipo de principios, simplemente quieren acumular la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo. Me resultaba insultante cuando decía cosas como: - Esto curro es una maravilla. Me pagan por no hacer nada. Lo decía de forma irónica, por supuesto, pero en realidad no se aleja mucho de la verdad. Menuda dureza para los presentadores de casi todos, por no decir todos los programas, el tener que leerse un guión, que ni tienen que aprenderse, puesto que lo van leyendo al lado de la cámara. Es una vergüenza, una decadencia que arrastra a una gran mayoría de la sociedad directamente e indirectamente, en mayor o menor grado, a la sociedad por completo. Y es este el tema sobre el que quiero concluir mi olfativa disertación, por ser el que verdaderamente me preocupa. Trataré de ser breve y conciso:
Es bien sabido que la mayoría de las personas, en algún momento del día, más o menos largo, más bien dilatado comparándolo con el total de su tiempo libre(en ocasiones lo cubre por completo), ve la televisión. Por otro lado, es evidente, y cada vez más, que la mayoría de los programas emitidos en cualquier canal proponen contenidos cada vez más frívolos, mediocres, sensacionalistas, vacuos, superficiales o sencillamente estúpidos(hay contadas excepciones, principalmente en la 2). Juntando estas dos cosas de manera objetiva, llegamos a la conclusión de que el peligro de exponerse al influjo de la basura televisiva es elevado para la persona promedio. Si aplicamos un poco la subjetividad, aunque en realidad me baso en datos experimentales, podemos añadir a los parámetros iniciales los siguientes, a saber:
- El grueso de población trabajadora(aunque ahora menor debido a la 'crisis'), llega a casa cansada después de un duro día. Teniendo en cuenta que el ser humano gusta de la ociosidad por naturaleza, lo más factible para el fatigado trabajador es ponerse ropa cómoda, darse una ducha y sentarse en el sofá a ver la tele. El hecho de realizar algún esfuerzo adicional es visto con desánimo desde el principio. Y es de entender, puesto que jornadas de trabajo de 'ocho' horas, ya de por si resultan extenuantes(si es que uno efectivamente realiza alguna función), sobre todo si el trabajo es monótono y se basa en rutinas monotarea, no digamos las jornadas en trabajos que se venden como espacios donde se promueve la creatividad, pero claro a cambio de esta 'libertad creativa' uno tiene que trabajar más horas.Pero este es otro tema. En el caso de que el sujeto no tenga un trabajo, lo más probable es que dedique todos sus esfuerzos a buscarlo, o que aunque no esté realizando labores relacionadas con la búsqueda, su pensamiento central a lo largo de todo su día activo gire en torno a encontrar un nuevo trabajo, porque evidentemente hay que comer. Podríamos entrar en muchas particularidades más específicas de distintos grupos sociales, pero nos llevaría mucho tiempo el análisis y no es el lugar. La cuestión es que el sujeto promedio es una persona que tiene una concepción de la vida como un espacio-tiempo en el que hay que sacrificarse en el trabajo o en su búsqueda, para poder autosustentarse y acumular excedentes que le permitan adquirir bienes mediante los cuales contrarrestar el sufrimiento que le supone el medio de adquirirlos(el trabajo). Por lo tanto su visión del día a día no es de partida muy optimista que digamos, siendo más bien lo contrario, y le predispone más hacia una tendencia de cansancio, tanto física como mental. Claro, la vida es dura, hay que trabajar. Por lo tanto el sujeto promedio, al disponer de algo de tiempo libre, se postula así mismo como merecedor de un descanso recreativo. El instrumento más común para ejecutar este descanso se compone dentro del marco formado por el sofá y la televisión como elementos fundamentales, y otros elementos que ocupan una posición subordinada(algún piscolabis, el periódico del día, una conversación...). Pero todo gira en torno a la superficie de descanso y a la caja gilipollas, técnicamente llamada televisor. No quiero decir que la televisión sólo sirva para pudrir cerebros y alienar conciencias. La televisión, la tecnología en si, no tiene ningún carácter intrínseco. Cualquier elemento tecnológico, diseñado teóricamente, es amoral, ajeno a cualquier orientación ética. Los encargados de colocarlo en determinado nicho moral y de darle determinados fines somos los actores tecnológicos, desde las empresas fabricantes hasta los consumidores. Por lo tanto uno es libre de ver lo que quiera en la televisión, y más ahora que existen todos estos dispositivos(usb, dvds, discos duros externos multimedia...) de vanguardia que le permiten a uno seleccionar el contenido que desea ver a la carta y lo mejor, por el momento, gratis. A la luz de todo ésto, no puedo, o no quiero comprender como las mayores audiencias se las llevan los programas sensacionalistas, rosas, las series de pésima calidad... Ciertamente me preocupa el pasear por la calle y escuchar comentarios tan vacíos, tan faltos de sustancia. Me alarma el escuchar continuas referencias y comparaciones con los personajes 'famosos' y sus vidas, erigiéndose éstos como los héroes modernos, los modelos a los que se ha de aspirar(fijaos en el nivel de decadencia). Es cierto que estas conversaciones suelen escucharse más entre mujeres, pero los hombres no se quedan atrás, aunque suelen gustar más de hablar de temas 'políticos' o deportivos, sin perder de vista referencias rosas tanto alegóricas como explícitas. Pongo políticos entre comillas porque la política de la que hablan tiene que ver tanto con la política como los 'deportes' del canal 4 con los deportes. Y es que las conversaciones de 'política' se articulan en torno a dos o tres máximas que resumen en pocas palabras lo percibido a lo largo del día a través de los medios de comunicación. Quiero interpretar positivamente que todo ésto es fruto de una resignación voluntaria al sistema, y que llegará el día en el que las masas le levanten y reclamen que se reparta el pastel. Evidentemente, se que el análisis realizado es muy inexacto, debido al extenso objetivo de estudio abarcado, y que lo más adecuado sería realizar un análisis pormenorizado sobre grupos más específicamente definidos, pero también creo que en líneas generales el clima social que se respira se acerca bastante a lo descrito y diría que hasta existe como una especie de atmósfera de mediocridad en la que nos movemos, inicialmente no inherente a nosotros, pero que acaba por contaminarnos. Como digo, soy optimista, y creo en que con el relevo generacional las cosas irán cambiando. O como decía un viejo conocido: - Irán cambiando, o no.
Muchas gracias y buena suerte.
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