Hoy en la mañana me he reunido en consejo con los sabios. Personas que en ningún caso bajaban de los sesenta años de edad. Sus experiencias, así como su largo bagaje, les da automáticamente la condición de sabios. Nunca los hechos estuvieron tan lejos de las suposiciones. El debate versaba sobre temas en torno a la política. Mi crítica iba contra el bipartismo imperante no sólo en España. Mi propuesta era no votar a ninguno de los siguientes partidos: PP, PSOE, IU y por extensión tampoco a sus acólitos.El consejo se mostraba excéptico. Algunas de las prédicas de sus miembros: - Zapatero es vástago de mil padres.(Texto adaptado) - Como puede llamarse socialista actuando de esa manera. Ante dichas opiniones, yo mostraba mi total acuerdo. A la vez, completé lo dicho con elementos como: - Recuerden que el PP es o igual o peor que el PSOE. Lo único que ambos quieren es el lucro propio, basta con ver las listas de imputados por corrupción, y a saber cuantos no están en esas listas y son corruptos también. Poco antes de finalizar esta deducción, comencé a sentir vergüenza, ya que la consideraba evidente, insultante por su simpleza, al dirigirla hacia tan, supuestamente, sabios humanos. Cual mi sorpresa cuando obtuve diversas respuestas, todas emitidas a la vez, con precipitación y enervamiento de las almas, como si fueran ellos mismos los que aparecían en las citadas listas. Decían que el gobierno actual al anterior, es decir el del partido opuesto, el otro polo del bipartidismo, había llevado a cabo políticas de apoyo social, en suma, una serie de acciones positivas para España. En ningún momento, durante la anterior disertación, manifesté mi desacuerdo. Es más, dije más bien lo contrario: - Me parece correcto lo que hizo el gobierno en ese sentido. Pero eso, en ningún caso y sobre ningún partido sin excepción, justifica los actos cometidos en la otra cara de la moneda. Me refiero a elementos como la estrecha colaboración, es más la descarada amistad personal, de Jose María Aznar con George W. Bush, que supuso, entre otras cosas, la participación activa del ejército español en la guerra de Irak, un conflicto del que todos conocemos las motivaciones (aunque quizás haga mal en volver a realizar presupuestos). La guerra de Irak es un hecho. Los enormes beneficios obtenidos por los países aliados también lo son, en especial los obtenidos por EEUU. Mi pregunta es: ¿dónde está mi parte del pastel? Además de haber embaucado al país en una guerra de orientaciones económicas, ¿no se nos da nuestra parte? Otra acción que desde luego no es en favor de la ciudadanía, o al menos desde mi punto de vista(a mi nadie me ha dado mi parte del pastel, y no conozco personalmente a nadie que disfrute de la suya(Es más, a mi padre le han retenido el sueldo de tal manera que a efectos no cobra por las vacaciones y las pagas extraordinarias no existen físicamente, es decir, que cobra 11 meses y punto)) Me refiero, entre otras cosas, a la guerra de Afganistán, de nuevo en apoyo de EEUU.
Está claro que ambos integrantes del bipolo político han demostrado su ineptitud, su incapacidad, su desinterés por la gente que les elige(excepto en el caso de las élites), sus administraciones corruptas. Un largo etcétera podría ser citado, pero eso se lo dejo a los analistas políticos, politólogos, etc. Yo solamente soy la conciencia que muchos, en mi mismo estrato social, comparten, de los cuales, afortunadamente, cada vez más(digo ésto a modo de arenga) se deciden a manifestar públicamente, sin tapujos, la realidad en la que habitan.
Pero la verdad es que hoy, en mi asistencia al consejo, he constatado que hay personas que viven en otras realidades. Es curioso, porque además estas personas habitan en barrios eminentemente obreros, en hogares, al igual que el mío, ciertamente humildes(siempre relativizando con las clases medias-altas) y disfrutan de pensiones más bien escasas, establecidas por uno u otro partido, me es igual, si tenemos en cuenta las duras vidas que han llevado así como las aportaciones que han realizado durante sus décadas de vida laboral al sistema tributario, llenando las arcas del estado. Me resulta curioso, a la vista de todo ésto, que se siga defendiendo lo indefendible. Me parece una suerte de esquizofrenia voluntaria.
Se me hace necesario observar las dicotomías, tricotomías, hasta, si se me permite, policotomías que manifiestan dichas personas, cuando expresan sus opiniones. Comienzan por criticar con vehemencia a todo partido político, aduciendo correctamente que cualquier político es, a la luz de los hechos, susceptible de ser un corrupto o cuanto menos un hipócrita. Al escuchar ésto me satisface la coherencia de tales palabras y me digo a mi mismo: - ciertamente, son hombres sabios. Pero poco después, como si nos les gustaran mis alabanzas, comienzan a proferir réplicas de lo más dispares pero que, y ésto es lo curioso, se mueven en líneas muy similares entre ellas. Lo primero en estas manifestaciones verbales es tildar al actual presidente de gobierno de inepto, incapaz, injusto, etc. Lo cual me parece totalmente acertado, real, y con lo cual no dudo en mostrar mi acuerdo al punto. Pero toda la coherencia y el rigor se rompen cuando, intencionadamente por mi parte y para cerciorarme de que realmente son coherentes con lo que dicen(bipartidismo, vicios de PP y PSOE, etc.), les hago la siguiente pregunta, que comienzo con la siguiente afirmación: - estoy totalmente de acuerdo con ustedes, oh loados. Pido permiso para realizar una consulta: ¿Qué opinan del PP?... Como si de otras personas se tratara, me contestan algo que nada tiene que ver con lo dicho al comienzo del consejo. Se muestran contentos con la política llevada a cabo por el anterior gobierno, el de Jose María Aznar. Dicen que ha hecho buenas cosas por la gente. Ante mi sorpresa, mantengo la compostura, reflexiono sopesadamente, y contesto: no niego lo que ustedes dicen, pero, ¿acaso el hecho de realizar políticas correctas da derecho a llevar a cabo las políticas opuestas, que no sólo no redundan en beneficio de nadie que no esté dentro de la élite seleccionada por la clase política, sino que en ocasiones pone en peligro la integridad de la vida de millones de personas, en aspectos referentes a los salarios tributos, terrorismo, inflación...? Y no solamente se trata de elementos tangibles sobre los que llevan a cabo políticas corruptas o inadecuadas, sino que se llevan a cabo determinadas acciones, utilizadas a lo largo de toda la historia de la civilización, que generan ciudadanos estado-dependientes. Por ejemplo, la promoción del miedo. Se produce a través de ella una especie de relación paternal entre el estado y los ciudadanos, habiendo de rendir cuentas ante prácticamente cualquier tipo de situación, en ocasiones el hecho resulta insultante para el humillado. ¿Acaso tengo que rendir cuentas de mis actos ante un padre-estado?¿Es qué no soy lo suficientemente maduro como para ser responsable, consecuente y, en líneas generales, pacífico? Sólo creo en las batallas verbales, los golpes se los dejo a los monos. Y es que yo soy un mono que aprendió a hablar, a dialogar con los otros monos que, como yo, aprendieron a utilizar sus cuerdas vocales en otra dirección de la que emplean los loros y los papagayos. Juntos elaboramos multitud de complejos sistemas de comunicación que no tenían en cuenta la violencia física en ninguna de sus vertientes. Descubrimos que el hecho de que durante toda la historia de nuestros ancestros la violencia, la opresión, la mentira, la coerción, los métodos de abyección, etc. hubieran sido los métodos fundamentales para ordenar sus crecientes sociedades, no significaba que tuvieran que seguir siendo usados. Cuestionábamos la tradición, colocándo sus elementos a la misma altura que los surgidos en el presente. También nos hicimos conscientes, mediante el ejercicio continuo del debate inconsciente, de que las armas verbales eran mucho más potentes, efectivas y devastadoras que cualquier arma nuclear o de destrucción masiva. Por lo tanto aprendimos a guardar las distancias con la clase política, experta en el arte de la oratoria. Sabíamos que, si tomábamos las medidas adecuadas, en el imperio de las mentes nadie podría gobernarnos. Veíamos como los otros monos(entre ellos los monos del consejo) dejaban lavar sus cerebros con una suerte de lejía intelectual, que dejaba sus masas encefálicas desgastadas pero como un lienzo en blanco, sobre el cual la clase gobernante podría pintar lo que se le antojase. Lanzábamos nuestros venablos mentales contra aquellos que iban en contra de la verdad. Porque creíamos en una verdad. No practicábamos el sofismo, no nos gustaban frases como: - todos tenemos nuestra parte de razón. No nos gustaba la idea de que ciertos personajes de la historia hubieran tenido su 'parte de razón'.
Sabíamos sobradamente que las verdades reveladas a través de nuestras serenas bocas no eran bien recibidas entre una gran mayoría. Cuanto menos volumen tenía nuestra voz, mayor era la rabia de nuestros oyentes, ya que no comprendían, y entraban en una especie de trance de seniles tintes.
Seguimos pensando, nosotros, monos del diálogo, sobre el tema de las diversas faces que mostraban los integrantes del consejo. Llegamos a la conclusión de que no se trataba de una esquizofrenia voluntaria, de un multipolarismo consciente. Ni siquiera se trataba de esquizofrenia ni de ningún transtorno multipolar de origen genético. Y llegamos a ésta conclusión porque había un factor que no encajaba en la ecuación. Estos 'sabios' no tenían, ni por asomo, las enormes capacidades mentales de las que dispone un esquizofrénico o un multipolar. Los 'sabios' eran simplemente mentes insulsas, atrofiadas por la falta de actividad. Las cambiantes manifestaciones de sus configuraciones neuronales eran meramente aparentes, resultando de un proceso de dejadez, que en ningún caso conllevaba el pensar profundamente. Dejaban sus cerebros a la deriva en la corriente general, y el hecho de no tener que realizar ningún esfuerzo para nadar en una dirección diferente a la de la corriente, les dejaba como saldo esos lánguidos músculos neurales.
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